La Premier y medio mundo se estremeció, este pasado sábado, con las fatídicas consecuencias de un lance en el Birmingham-Arsenal. Solo había pasado unos pocos minutos desde el inicio del partido, Eduardo Da Silva galopaba con el balón en la zona de tres cuartos, cuando el defensa rival Taylor barría cualquier opción ofensiva del atacante gunner. Todo sucede muy rápido. Una entrada salvaje con el pie por delante que sega a un Eduardo que cae fulminado al suelo, retorciendose y ahogándose en su propio dolor. Roja clara. Pero solo los futbolistas, el colegiado y todo aquel presente en el estadio son verdaderos testigos de la gravedad de los hechos. Cesc, al lado del compañero caído, no puede contener la desesperación y el llanto al llamar insistentemente a las asistencias, sin poder bajar las manos de la cabeza ni la expresión de asombro. Las caras desoladas de los jugadores cañoneros en los minutos posteriores lo dicen todo. La televisión inglesa, preocupada por la sensibilidad de los espectadores, decide no recrearse en los detalles de la dramática situación (ver para creer, en el hogar de la prensa amarilla y los medios más sensacionalistas del mundo, se evita la primícia del espectáculo). Todos aquellos que seguíamos el encuentro sentados en el sofá, nos tuvímos que conformar con una escueta repetición desde un ángulo que poco nos aclaraba. Horas más tarde, aparecían colgadas en la red, las espectaculares fotografías de las lesión, esta vez sí, con lujo de detalle. Se aprecia, en una escalofriante secuencia de imágenes, como el pie de Taylor se abre paso en la parte inferior de la extremidad del "9", que se tambalea como gelatina hasta que debajo de la bota del defensa se hace trizas. El "Crack" de los huesos rompe la media. Tras diez minutos de confusión, el jgador abandona el césped en camilla seguido por la preocupada mirada de Wénger. Horas después, los malos augurios se confirman: rotura de tíbia, peroné, tobillo y ligamentos. Quirófano y ocho o nueve meses en el dique seco. Adiós a la temporada con el Arsenal y a la Eurocopa con Croacia.
Es incomprensible la brutal entrada del jugador del Birmingham, cuando solo se habían disputado tres minutos de partido y con un 0-0 en el marcador. Tales hechos reafirman la necesidad de una reforma en las medidas y sanciones impuestas a aquellos que lesionan de gravedad a un contrario. A Taylor se le impondrá como mucho una multa por conducta y una sanción de varios partidos sin poder jugar, ridíulo en comparación con el largo y doloroso procesos de inactividad de Eduardo. El agresor en unas semanas puede volver a los terrenos de juego, mientras que la víctima, inmersa en su calvario particular, sueña con volver ha hacerlo cuanto antes, quizás con suerte dentro de unos meses. ¿Es eso justo?
Lo ideal sería que los comités encargados de regular cada competición, estudiaran a fondo aquellos lances fortuitos con lesión grave de por medio, y tras determinar la intencionalidad del agresor, le sancionaran respecto al tiempo de baja del lesionado. No podría jugar hasta que el otro jugador se recuperara totalmente. Medidas secuandarias serían que el club al que pertenece el agresor cargara con los costes del tratamiento del lesionado, siendo multado dicho jugador con reducción temporal del sueldo para costear esos gastos médicos. Otro caso diferente
representaría una lesión de larga duración o incluso que represente el fin de la carrera del futbolista. En este caso, los comités deberían dictar de antemano, un tiempo máximo de sanción para el agresor.
Con estas ideas no pretendo poner en duda la intencionalidad de algunos jugadores, o la agresividad de algunos profesionales, que en algún calentón han cometido un error, pues todos somos humanos, y como personas fallamos. Pero no podemos dejar que el Materazzi, el Javi Navarro o el Figo de turno, por citar algunos, vayan quebrantando huesos y haciendo barbaridades cuando se les "vaya la pinza" en los campos de fútbol. Estas actitudes hostiles y brutales, casi siempre con trágico fin, han de ser corregidas para que no se repitan. Sin distinciones de ningún tipo, se llame como se llame, sea lo bueno que sea; todos son en el campo futbolistas. Y lo peor de todo está en que en un deporte de masa como este, seguido por millones de personas a lo largo del mundo, esta muestra gratuita de violencia afecta de manera directa o indirecta a todos los públicos. ¿Cómo puedes perdirle a un hincha de tu equipo que respete a la afición rival, cuando en el campo ambos equipos se estan masacrando? La violencia en el fútbol debe cortarse de raíz, desde donde es más mediática, desde el césped. Se deben proteger y fomentar los principios de la competividad sana y el juego limpio. Eliminemos del fútbol lo que nos es suyo. ¡¡¡No a la Violencia!!!
NO ES FUTBOL PARA VIOLENTOS Medidas para garantizar el "Fair Play"
miércoles, 27 de febrero de 2008
Publicado por David G.A. en 2/27/2008 07:20:00 p. m.
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6 comentarios:
Y la patada de Quique Álvarez del otro día fue terrible también.
Hay que poner un poco de mano dura en esto.
Saludos
Migue
Siento no dejar comentarios a tus articulos como antes, me falta el tiempo, pero si que leo y espero que sigas asi.
buenas
Yo juego de Central en mis equipuchos de tres al cuarto, pero te puedo asegurar que yo se cuando me tiro a por la bola, a intentar pararle como sea o a hacer daño.
El problema es que los arbitros son demasiado tontos como para explicarles esto.
Un saludo desde dedondehasalido.blogspot.com, date una vuelta!
Julian Ross
Rey del caño tiranos más caños!
Que te hechamos de menos!
Anónimo
hola a todos.
por que no esta actualizado el blog, con lo interesante que esta,
si quieres yo puedo colaborar y escribir
dime algo
jaimebilbao.omr@gmail.com
saludos
jaime
Puedo asegurar a quien le guste este blog que en proximas fechas, mas pronto que tarde, David G. volvera a deleitarnos con sus articulos.
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