Parece que la Liga Inglesa es la más fuerte de Europa. Y no sólo eso, sino que tambien la que practica un fútbol más intenso y limpio.
No se confundan. Soy un enamorado de la liga española. Por ella han pasado los mejores jugadores. Desde Di Estefano a Messi, pasando por Cruyff, Maradona, Romario, Ronaldo y Zidane, entre otros. Nos han brindado tardes de fútbol de altísimo nivel y noches mágicas en Europa. Los títulos continentales de nuestros equipos, con Real Madrid a la cabeza, nos avalan. Incluso se la llegó a conocer como la Liga de las Estrellas a finales de los noventa y principios de siglo. Pero la cosa ha cambiado. Esta no es una afirmación categórica, es mi opinión. Tengo muchos amigos a los que no les gusta la Premier League, sentir que comparte mucha gente. Escribo estas líneas teniendo muy presente el increíble espectáculo que ofrecieron la tarde del pasado sábado Arsenal y Manchester United. Cualquiera que viese el partido pudo disfrutar de todas la virtudes que atesora el fútbol en Inglaterra.
Para empezar debemos destacar la intensidad del futbol inglés. Intensidad que no ofrecen otras ligas ni otros equipos del viejo continente. Desde el minuto 1 al 90 se busca el gol. No se especula. No hay medio del campo. No hay ni contención ni abuso de toque. Desde siempre esta ha sido una cualidad atribuida al fútbol británico. Valga un ejemplo. En el anteriormente citado partido entre Gunnners y Red Devils corría el minuto 95 y el Arsenal ganaba 2 a 1. Rafael da Silva había acortado distancias y el Arsenal, lejos de amilanarse y encerrarse en su propio campo, se plantaba en el área visitante con cinco jugadores y teniendo una oportunidad clarísima. ¡En el minuto 95!
A esta intensidad hay que sumarle el poder adquisitivo de los equipos. Con dinero se compra clase. Y eso es lo que hoy día sobra en la Premier. Rooney, Gerrard, Lampard, Cristiano Ronaldo, Cesc Fábregas, Berbatov, Drogba, Torres, Nasri, etc... Jugadores de clase superior que suman a su juego la intensidad que destilan los campos ingleses. Seamos realistas. No está trabajando igual Fernando Torres en el Liverpool que como lo hacía en el Atlético de Madrid. Corre y pelea bastante más. Es lo que hace jugar un futbol más dinámico. A comparación del que se practica en España, más estático.
Y el último punto, y más importante, reside en la profesionalidad de los equipos, jugadores y entrenadores de la Premier. En esta liga prima el fútbol. En otras la pillería. Deberíamos mostrarle más partidos ingleses a los chavales jóvenes, a la gente que se dedica a esto de forma amateur en nuestro país y también a los “listos” de nuestro fútbol. Siguiendo con los ejemplos, en el partido del sábado pasado entre dos de los equipos más fuertes y con más opciones de levantar la copa al final de la temporada, Arsenal y United, solamente una vez, repito, solamente una vez, saltaron las asistencias médicas al terreno de juego. ¡Una vez! Fue en una patada, de Carrick a Almunia, con la tibia en toda la cara cuando el portero manchego intentaba blocar el esférico. Minutos más tarde, Almunia tuvo que ser sustituido. Es increíble. En otra jugada, Ji Sung Park, en la frontal del área cedió la pelota a Rooney; Silvestre no llega y se lleva por delante al coreano. El árbitro no pita nada, la jugada sigue y el bueno de Park se levanta sin rechistar. Balón bombeado en el medio del campo. Nasri salta con intención de jugar, Carrick le hace la “cama” y el galo se pega un espaldarazo contra el césped. El árbitro no pita nada, la jugada sigue y Samir se levanta sin rechistar. Minutos finales del encuentro, Denilson recibe el balón y Rafael se tira a por él. Golpea la pelota y de paso el tobillo del jugador brasileño y se lo lleva por delante en una entrada durísima. El árbitro no pita nada, la jugada sigue y Denilson se levanta sin rechistar. Y no sólo los jugadores demuestran un fair play extraordinario, el público también.
Hace un par de jornadas, en un Betis-Depor, con empate a cero en el marcador hubo una contra del equipo gallego en donde Arzu y Capi chocaron y se fueron al suelo. Ambos jugadores, futbolistas profesionales con un estado de forma envidiable, se quedaron tendidos en el césped. La jugada siguió y acabó en gol. Los béticos recriminaron la acción del equipo dirigido por Lotina. Parece ser que ni Arzu ni Capi perdieron una pierna, un ojo o la cabeza. ¡Uffffff! Pero podía haber pasado. Esto en Inglaterra no ocurre. Si dos jugadores se chocan siguen la jugada a menos que uno se rompa una pierna. Y hablando de piernas rotas. Habrá quien diga que Taylor le destrozó la tibia a Eduardo Silva. Cierto. Pero fue un hecho aislado en un fútbol, normalmente, limpio y respetuoso, donde los jugadores van a muerte pero ni fingen, ni nos cuentan cuentos.
Por: Alejandro Leyva